En
los recientes tiempos se ha hablado a nivel de gobierno de planes para reactivar
la producción de arroz en Venezuela, por aquello de producir lo que se consume
en el país con miras a disminuir la importación de rubros agrícolas. Quizás les
parecerá extraño el tema en este blog, pero es que mi infancia estuvo marcada
por el amor a la tierra que me inculcó mi papá, Pedro Vicente.
Pedro Vicente, mi papá! |
Proveniente
del Estado Apure, hijo de Don Goyo y Doña Norberta, es el menor de sus hermanos
y fue criado entre el llano y la ciudad. Aprendió desde pequeño el trabajo del
llano bajo la instrucción de su padre y consagró su vida profesional a la agronomía
al graduarse de Ingeniero Agrónomo en la Universidad Nacional del Centro del
Perú.
El
caso es que al mudarnos a Barinas, dentro de una cosa y otra, a mi papá le
otorgaron unas tierras para sembrar, en un sitio llamado La Calzada Páez, en
los predios del Hato del mismo nombre que había sido en otrora propiedad del mismísimo
José Antonio Páez.
Mi
primer recuerdo de ese sitio maravilloso fue nuestra llegada a la hora en que
se pone el sol de los venados, cosa de cinco de la tarde, quizás ya
anocheciendo. Vienen a mi mente memorias que más que recuerdos son aromas: el
olor de un fogón de leña y el de los mechurrios de kerosene para alumbrarse en
la noche.
Luego
recuerdo los chichorrros, el mío era amarillo, y a mi mami meciéndonos para que
no nos fastidiara la plaga. Acto seguido, después de una noche arrullados por
los sonidos del campo, un sol brillante despunta el alba, y ante mis ojos
curiosos un mudo de verdes que explorar. Mi nuevo sitio de aventuras.
La
parcela en ese momento tenía apenas una casita de palma. Pero con los meses, el
trabajo duro de mi padre y los trabajadores, aunado al financiamiento
gubernamental se construyó la casa principal, el galpón de maquinarias y las
habitaciones de los trabajadores. Ah! Y lo más importante para mí, la tanquilla
de riego, que hoy sería llamado mi spa particular. Pero esa tanquilla realmente
tenía como fin primario, distribuir el agua que regaría los cultivos que mi
papá desarrollaría en el transcurrir del tiempo, y fueron muchos.
Inicios de la Parcela 82 |
Sembró
de lo que recuerdo sorgo, arroz y maíz. Cada cultivo significaba el trabajo
paciente de papá y de muchos trabajadores directos e indirectos que
participaban en la faena. En ese tiempo el financiamiento permitió la compra de
tractores, rastras, tanques de aceite y otra cantidad de implementos agrícolas
que hoy escapan a mi memoria. Lo cierto es que en la parcela 82 siempre había
de todo y lo más importante: había para todos, así lo dispuso mi papá.
Mi mami entre el cultivo de sorgo |
En
la zona los parceleros eran una gran familia. Era común, de ida o de vuelta,
entrar a la casa de cualquiera de ellos a saludar, tomar café y seguir
adelante. De los nombre recuerdo al querido vecino del frente el Chino Planchart,
Don Domingo la primera parcela de nuestra entrada, Dovani su hijo, Corelli el
aviador de fumigación…en fin mucha gente linda, todos amigos, todos hermanos,
todos familia.
Cuando
vemos el país que tenemos hoy no debemos asustarnos, solo tenemos que hurgar en
nuestra historia y sabremos que a nuestra mesa llegó siempre comida venezolana,
mi papá fue uno de los que la produjo! Aun
cuando los gobernantes de turno durante 50 años han visto en las importaciones
una forma fácil de hacer dinero para su propio beneficio, muchos técnicos
venezolanos se metieron p’al monte, investigaron, experimentaron y generaron
muy buena producción.
Quizás
aún más sabroso que recordar mis baños en la tanquilla, y mis juegos en los
surcos de barro que hacían las ruedas de los tractores, es saber que yo también
aprendí a sembrar. Y que como yo, los hijos y los nietos de esa gran familia
que es el campo venezolano, también aprendieron a hacerlo. Nosotros tenemos en
nuestros genes la información necesaria para hacer que florezcan nuestros
suelos y que la madre tierra nos vuelva a bendecir con sus frutos.
La memoria gustativa de hoy es en honor a Pedro Vicente, ese hombre de bien que con defectos y virtudes permitió que aprendiera a amar el campo y a ser agradecida con la tierra que piso. En honor a él, uno de sus platos preferidos la sopa de costilla. Buen provecho!
SOPA DE COSTILA DE RES
Receta de Maria A. Brito.
www.cocinayrecetasdevenezuela.com
Foto tomada de elperiodicodelara.com |
INGREDIENTES:
Para 4 personas:
1 Kilo de costilla de res con
carne (se le quita el exceso de grasa), separadas, unas 8 costillas
¼ de Pimentón verde bien picadito
¼ de Pimentón rojo bien picadito
2 Ajíes dulces sin semillas,
picaditos
4 Rodajas gruesas de cebolla bien
picaditas
½ Tallo de ajoporro, lavado (para
sacarle la arena), y picado
1 o 2 tallos de celery (sin
hojas), picadito
Agua suficiente para cubrir las
costillas
1/2 Cucharada de aceite
Sal y pimienta al gusto
Opcional: un manojo pequeño de
compuesto (cilantro, perejil y hierbabuena), preferiblemente atado con pabilo o
cordel, para así retirarlo fácilmente al final.
PREPARACIÓN:
En una olla de suficiente tamaño,
se colocan primero la cebolla, ajoporro y celery junto con el aceite, se sofríen
a fuego no muy alto hasta que estén blanditos. Seguidamente se agrega el
pimentón y el ají dulce, sofriendo por unos minutos más. Agregue las costillas,
y coloque suficiente agua que las cubra y un poco más, recuerde ir agregando a
medida que se vaya secando la sopa durante la cocción, colocar sal y pimienta.
Se lleva a hervor, y se tapa bajando el fuego, se deja cocinar hasta que esté
bien blanda la carne, necesitara una hora y media o más. Casi al final de la
cocción se introduce el atado de compuesto, así se garantiza que no se pierda
el sabor al ser cocinado por mucho tiempo. Se rectifica la sal y pimienta
cuando esté listo.
Las verduras se colocan al gusto,
y se pueden cocinar aparte de la sopa, en suficiente agua con sal, hasta que
ablanden pero no se deshagan:
Jojoto, picado a la mitad o en
ruedas gruesas
Plátano macho pintón con su
concha (este va solo ya que si no se ennegrece el agua). A mi me gusta el
plátano maduro y dulce, pero el pintón (o que ya va a empezar a madurar) es el
que generalmente se utiliza con sopa
Auyama o calabaza, se puede
cocinar en trozos grandes con su cascara, y luego se le retira
Yuca pelada y troceada
Ocumo pelado y troceado
Se sirve suficiente caldo en cada
plato, con dos costillas. Las verduras pueden ser colocadas dentro de la sopa.
Acompañe con arepa, casabe o arroz blanco, una ensalada fresca o rebanadas de
aguacate. Puede colocarse un poquito de picante o ajicero.
que bellos recuerdos.... inspira cada relato tuyo hermana muchisimas bendiciones
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