A quién
cuando es muchachito no le gusta que un mayor se lo suba a los hombros y le
haga caballito? Creo que esa es una delicia que todos hemos disfrutado en la
vida, y quienes no han sido subidos en hombros en piso firme, lo han hecho
seguro en una piscina, río, lago o playa.
El
cuento es que en unas vacaciones, vaya usted a saber de qué año, vinieron a
casa mis primos mayores Alfredo y Eduardo, hijos de mi tía Flora. Mis hermanas
y yo, siempre fuimos de las menores entre los hijos de los hermanos de mi papá,
y aunque no siempre, muchas ocasiones
eso significaba algunos beneficios. Lúdicos y simples pero beneficio al fin.
En esa
oportunidad, aún vivíamos en la laaarga casa de la Ricaurte y gozábamos de un
corredor interminable en el que solíamos “patinar” en medias, apostar en
carreras de obstáculos y desarrollar un sinfín de juegos de los que sólo la
creatividad infantil es capaz de poner en marcha.
Una
tarde como cualquiera, entre un juego y otro, mis primos propusieron hacer una
carrera de caballos que a la vez narrarían al mejor estilo del programa “Monitor
Hípico” e imitarían la voz de Alí Khan. Ops se me cayó la cédula!
Lo
cierto es que Alfredo y Eduardo serían narradores y caballos, y las yoquetas
seríamos Carmen mi hermana del medio y yo. A ciencia cierta el día de hoy no recuerdo
si mi caballo era uno u otro, lo que si recuerdo junto con la excelente
narración de mis primos, era que mi caballo se llamaba tatuaje, casi podría afirmar que resultó ganador.
Aly Khan...inolvidable toda la imagen! |
Esa
tarde de mis vacaciones terminó siendo perfecta: juego sabroso, la protectora
sombra y la brisa fresca de los mangos de la casa, buena compañía y familia,
hermosa familia.
Las yoquetas estrella |
Pasaron
los años y ya la diferencia en edades dejó de ser tan marcada, y hoy quiero
rendir tributo a esos dos primos mayores con los que compartí gran parte de mi
infancia y de los que tengo miles de recuerdos. Uno de ellos hoy corre en un importante Maratón
de esos que se hacen en el mundo, y con mis mejores deseos lo bendigo para que
sea parte de esos venezolanos que van dejando estela en el extranjero del
trabajo duro y el empeño que le ponemos los hijos de esta Tierra de Gracia a todo
lo que hacemos.
Para
celebrar el juego y los recuerdos de la carrera, comparto con ustedes la
sencilla y deliciosa receta de un “sorbete de mango”, fruta noble que en otrora
abundaba en las casas calles y avenidas de nuestro país, y que brindaba
sustento a todo aquel que a su sombra se arrimase. Que lo disfruten!
SORBETE
DE MANGO
Receta
tomada del libro “El menú diario Venezolano”
Ingredientes:
2
tazas de pulpa de mango.
2
cucharadas de jugo de limón.
1 copa
de vino banco (opcional)
4
tazas de agua fría.
1
clara de huevo.
4
cucharadas de azúcar.
Procedimiento:
En la
licuadora coloque la pulpa de mango, el jugo de limón, el vino y el agua. A
alta velocidad licue durante 3 minutos. Entre tanto bata la clara a punto de
nieve y gradualmente agregue el azúcar, continúe batiendo hasta lograr una
consistencia homogénea. Mezcle con el jugo de mango y a velocidad mínima licue
durante 2 minutos. Enfríe y sirva.
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