No importa cuántas generaciones
pasen, el conocer bien el vocabulario que se usa y la aplicación de los términos
en el diario quehacer de la vida no pasa de moda. Si algún legado tenemos la
gente de mi generación, es que nuestros mayores hicieron énfasis en enseñarnos
a hablar, pero más importante aún, nos enseñaron a pensar.
Quizás el dicho de muchos de
nuestros padres de: “Estudia que esa es la mejor herencia que te voy a dejar”,
no estaba tan equivocado como muchos creímos cuando nos lo dijeron. Los pueblos son libres cuando la gente piensa,
y son más libres aun cuando aplican lo que hoy se llama lógica y antes se
llamaba sentido común. Serán lo mismo? No lo sé, eso lo dejo para que los
especialistas lo discutan.
Lo cierto del caso es que desde
muy pequeña fui una muchachita preguntona, y así como yo, también mis primas contemporáneas.
Cuando nos reuníamos en las vacaciones de agosto o de diciembre en casa de mis tíos,
mi querido tío Nelson ante la pregunta hecha por nosotras sobre el significado
de cualquier cosa, levantaba su ceja y con mucha calma nos veía fijamente y nos
decía: “Búsquelo en el diccionario, ahí está”.
Guao, era ciertamente exasperante
que a uno niño le dijeran eso porque eso implicaba un trabajo tremendo: dejar
de jugar; ir a la biblioteca; sacar el diccionario; buscar la palabra cuando
uno apenas manejaba el “mataburros” (de esa manera se conoce desde hace mucho
tiempo el diccionario); entender lo que decía la definición del termino buscado;
guardar el diccionario…uff, me cansé.
Pero gracias a esa forma de estímulo
a la investigación temprana, tanto mis primas como yo, comenzamos a tener
pensamiento crítico y sentido común desde corta edad. Definitivamente las
letras no matan a nadie, más bien liberan.
Así como recuerdo esa frase inolvidable,
también recuerdo algo que hacía mi tío para las comidas domingueras que me
encantaba desde chiquita y aún hoy es una de mis bebidas favoritas: la sangría.
Con esta receta, que no es la de
mi tío, los invito a brindar por todos aquellos seres que en nuestra infancia
nos enseñaron a pescar y no nos regalaron el pescado, porque sabiéndolo o no,
nos obligaron a ser mejores y buscar la
excelencia. Salud!!!
RECETA ESPAÑOLA DE SANGRÍA
Fuente: http://www.recetasangria.com/
INGREDIENTES:
- Medio litro de gaseosa o soda
- Un litro de vino tinto
- Un par de melocotones frescos
- Una manzana
- Una pera
- Media piña natural
- Dos limones
- Dos naranja
- Una copa de coñac
- Cuatro cucharadas soperas de
azúcar
- Nuez moscada
PREPARACIÓN:
Para preparar esta refrescante
receta de sangría, sigue los consejos y pasos que ahora mostramos para tener el
éxito garantizado. Esta bebida elaborada a base de vino y fruta con mucha
tradición en nuestra tierra y también en el país vecino Portugal. La sangría
generalmente es una bebida que contiene alcohol pero existen modos de
prepararla sin alcohol. Empezamos cogiendo un buen recipiente, echamos el vino
tinto, después sacamos el jugo de uno de los limones y lo mezclamos con el
vino.
Le añadimos una naranja y un
limón, ambos troceados en gajos que puedes partirlos por la mitad para que
desprendan mejor su jugo, acto seguido incorporamos toda la fruta picada en
dados y mezclamos en el recipiente con el vino tinto, una variedad de vino que
procede de las conocidas uvas tintas. Dependiendo del tiempo de envejecimiento
al que se someta puede clasificarse como joven, crianza o reserva.
Disolvemos el azúcar en agua
caliente para que se derrita un poco e incorporamos al vino, hay que remover
para que se mezclen lo mejor posible utilizando una cuchara de buen tamaño o
una varilla rígida de las que se usan para hacer cócteles. Por último añadimos
el coñac y la nuez moscada y removemos todo muy bien.
Dejamos reposar unas 2 o 3 horas
para que la fruta deje todo su sabor. Al servir completamos el vasito de
sangría con unos cubitos de hielo y un poco de gaseosa o soda, una bebida muy
habitual a la hora de preparar todo tipo de copas. La soda o también llamada
como gaseosa es un tipo de agua carbonatada, en la antigüedad se preparaban
mezclando limonada con un poco de bicarbonato de sodio. Y ya está todo listo
para disfrutar esta receta de sangría.
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