Los nexos con Colombia y su gente
son estrechos y de larga data, especialmente en los estados fronterizos o
aquellos más cercanos a la frontera. Nuestros primeros vecinos en la ciudad,
fue una familia colombiana a la que quisimos mucho.
De los colombianos hemos
aprendido del ingenio de sus manos y de la inventiva de la que tuvieron que
hacer gala para sortear los años difíciles de su país. Hoy, parte de ese
ingenio puede ayudarnos a aprovechar al máximo los recursos disponibles en
nuestros hogares a la hora de alimentar a la familia.
En las tardes, después de salir
del preescolar, cuando mi vecina Teresita tenía tiempo, me invitaba a su casa
para mostrarme los trajes que ella misma le confeccionaba a sus muñecas. Esta
destreza la había adquirido de su madre, quien era modista consumada.
Yo
disfrutaba muchísimo ver como Teresita lograba convertir retazos de tela del
piso, en geniales fantasías que adornaban a sus muñecas y que en algunos casos
beneficiaban a las mías.
Al visitar su casa, doña Teresa, la
abuela de tere, me invitaba un jugo de parchita. Era un jugo bien rico y
espesito, porque ellas lo hacían con la concha cocinada, pero tenía el mismo olor
delicioso de la hora del receso de mi preescolar.
Cabe destacar, que uno de los
olores más gratos de mi infancia, era el de empanadas con jugo de parchita de
la cantina de mi colegio, y aunque hoy día no comería con frecuencia esa
mezcla, cada vez que entro a un colegio de mi país y percibo ese aroma en el
ambiente, me siento una alumna más esperando mi turno para comer.
Pero volviendo a la casa de las
teresas, cuando disfrutaba de ese jugo, se me olvidaba las bromas de la abuela
con la “candela del cielo” y “la pelea de diablo y la diabla” que les comenté
anteriormente, y terminábamos riendo de cualquier broma que hacía al llegar, el
esposo de Adelisa la mamá de Teresita, que desde ese tiempo mis hermanas y yo apodamos
(no sé por qué) “me pica y me rasca”.
Si recuerdo que una vez
pregunté la razón por la que el jugo de
parchita era diferente, y ellas me contaron que se hacía con concha hervida
para aprovechar todos los nutrientes de la fruta. Esa misma explicación me la
han seguido dando a lo largo de los años, colombianas hermosas que he conocido
en el transcurso de mi vida.
Jugo de parchita
(maracuyá, pasionaria, passion fruit)
Receta
tomada de http://cocinayvino.net/
Quienes están familiarizados con
la parchita, maracuyá o passion fruit, sabrán que su jugo es uno de los más
deliciosos, en especial si viene de la fruta fresca; pero quienes no saben
trabajar con esta fruta, podrán encontrar complicado utilizarla debido a sus
numerosas y amargas semillas.
También es bueno saber que no
todas las parchitas son igual de ácidas, en algunos casos, incluso valdrá la
pena dar un toque de jugo de limón, mientras que en otros, más agua y azúcar
harán falta. Es bueno probar la parchita antes de hacer el jugo, para estar
seguros de su intensidad de sabor.
Para empezar, las parchitas deben
estar bien maduras ya que de no estarlo, su acidez llega a ser desagradable (la
superficie de la fruta puede estar arrugada, eso es normal).
Ahora, corta las frutas por la
mitad y con la ayuda de una cuchara, vierte la pulpa con todo y semillas en una
licuadora. Licúa sin añadir otros ingredientes durante aproximadamente 30
segundos a velocidad suave; la mayor parte de la pulpa se separará de las
semillas pero estas no se destruirán por completo y será fácil de colar.
Luego, mezcla tres partes de agua
fría por cada parte de pulpa licuada, ayudado por una cuchara (no en la licuadora).
Cuela la mezcla y descarta los restos de las semillas.
Agrega azúcar al gusto, y
rectifica la cantidad de agua si te parece que está muy concentrado.
Ya está listo para beber; pero si
decides guardarlo, bate un poco nuevamente justo antes de servir.
Tip: puedes mezclar este jugo con
otros como fresa, anranja o mango para crear ricos ponches frutales.
Jugo de concha de parchita
Receta tomada de http://www.taringa.net/
Ingredientes:
• 1
kilo de parchitas
• ¾
kilo de azúcar.
Preparación:
Se pican las frutas por la mitad y se les extrae la pulpa, la
cual se coloca en un envase.
Las conchas de las parchitas se congelan por cuatro días.Pasado este tiempo, se colocan en una olla con agua caliente
para que se desprenda la piel de las conchas.
Aparte se hierven cinco tazas de agua con azúcar, y se
sancochan las cáscaras hasta que están bien blandas.
Al ablandarse se procede a licuar las conchas con una taza de
jugo de parchita elaborado con la pulpa que se había guardado en el momento de
picar las frutas.
El jugo se sirve en vasos con bastante hielo picado.
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