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Nunca entendí por qué amadas los "pimentones rellenos", madre. Hoy lo entendí!
Corría abril del año 2012, y como
era costumbre le correspondía a mi papá exámenes de rutina. Lo curioso de este
cuento, es que sus exámenes de rutina siempre terminaban en “sorpresas
representativas” y esta vez no pasó.
El cuerpo de mi mami venía de
trajinar el camino complejo del cáncer, ese camino que te permite ir hasta el
fondo y volver de la mano misericordiosa de Aquel que nos creó. Yo lo llamo Padre.
Se dio inicio entonces a una
cadena de “sorpresas físicas” pero de otro tipo, mi papá estaba y sigue bien!
Mi mami comenzó a padecer dolores intensos asociados a su columna.
Entre abril y diciembre pasamos
de la medicina alopática a la acupuntura, hasta terminar en febrero del 2013 en
una exitosa operación que quitaría todo dolor y devolvería la movilidad a mamá.
No es desconocido para nadie el
temor que implican ciertos diagnósticos, pero una noche cualquiera pregunté a
mamá:
-Que quieres hacer? Lo que tu
decidas, estoy contigo!
A lo que ella me respondió:
-Me quiero levantar de aquí y
volver a caminar!
-Hecho! Así será!
El camino fue largo, complejo y
estresante al límite. El temor de la reaparición del cáncer nunca desapareció
hasta el momento mismo en que todos lo aceptamos y comenzamos a vivir con él.
Pero un día, a pesar de todos los peros, mami caminó de nuevo y se
incorporó a la vida. A su vida y a la de cada uno de sus amores.
Un buen día del 2014, su ser
decidió volver a casa, a esa casa maravillosa de la que venimos y a la que un
día hemos de regresar. En veintiún días se fue y vino de nuevo, caminando y con
sed como dijo cuando despertó, para pasar unos cortos días con los suyos y
despedirse de nuevo definitivamente de este plano, en este tiempo de su
existencia. Un 10 de Abril víspera de Semana Santa, fue llevada por los ángeles
a la presencia del Creador.
Su paso por este mundo me dejó lo
mejor que tengo, la vida. Ella y mi papá fueron los artesanos de lo que hoy día
soy, de lo que hoy día somos mis hermanas y yo. Buenas o malas no lo sé, pero
todo lo bueno que nos acompaña viene de ese ser hermoso que nos cuidó nueve
meses y luego a mí, cuarenta años.
Su soledad fue mi compañía y su
debilidad se convirtió en fortaleza para sustentar nuestro crecimiento, nuestro
desarrollo, nuestra madurez. Para mí fue y es la mejor mujer, madre, maestra,
abuela y amiga con la que pude contar. Para ti mamá mi amor,
mi honra y mi respeto absoluto en toda tu dimensión.
El día de hoy se cumplen 45 años
de la partida de tu madre, mi abuela Susana. Si existen cocinas en el cielo,
deben estar preparando esos pimentones rellenos que tanto te gustaban, y que
hoy supe por Marielena Solórzano que le quedaban riquísimos a mi abuela.
Hoy te dejo partir placida y
dulcemente mamita, habitas en cada una de mis células y eso es suficiente. Nos vemos
en los sueños, por si quieres venir a arrullarme un rato; y seguro nos
encontraremos de corazón cuando el lucero de la mañana, le de paso a la tarde y
se ponga el sol de los venaos, y tengamos como fondo a Simón Díaz cantando “Mi
querencia”.
Hoy me quedo mamita, un poco más,
un día seguro nos volvemos a abrazar. Hasta entonces mamaita. Te amo!
Y para ti que me lees, y que
seguro haz despedido a alguien de tu vida, físicamente o no, te cuento que el
amor sana las soledades, y que las cargas compartidas se hacen menos. La comida
no debe ser refugio, pero si es ocasión para sanar el Alma. Contigo comparto
esta receta que amaron mi mamá y mi abuela, su mamá.
RECETA DE PIMENTONES
RELLENOS
Receta tomada del libro “El menú diario venezolano”
Oscar Todtmann Editores SA
Círculo de Lectores, 2000
Ingredientes
6 pimentones rojos medianos
4 cucharadas de aceite de maíz
2 cucharadas de mantequilla sin
sal
½ taza de cebolla blanca picada
2 dientes de ajo machacado
3 tiras de tocineta picada
250 gramos de carne molida
½ cucharada de tomillo
2 hojas de laurel
1 taza de tomates maduros,
pelados y picados
1 taza de arroz cocido de la
manera habitual
2 huevos sancochados, picaditos
½ taza de caldo de res
4 cucharadas de pan rallado
Sal y pimienta al gusto
Preparación:
Lave los
pimentones. Quíteles una pequeña tapa, por donde traen el tallo. Guarde las
tapas. Sáqueles las semillas y lave nuevamente.
En una
sartén, caliente el aceite y la mantequilla; cocine allí la cebolla y los ajos
hasta
que estén suaves. Añada la tocineta picada y cocine unos minutos más.
Agregue la carne, el tomillo, el laurel, sal y pimienta. Revuelva y cocine 5
minutos.
Agregue
los tomates y cocine tapando 15 minutos. Añada el arroz y el huevo, apague el
fuego.
Con la
mezcla anterior rellene los pimentones y colóquelos en una refractaria.
Póngales a cada uno la tapa y espolvoréelos por encima con el pan rallado.
Vierta en el fondo de la refractaria el caldo y lleve al horno precaletado a
350° durante 40 minutos. Sírvalos calientes.
Excelente querida Isabel.
ResponderBorrarhermosas palabras hermana.... el describir a la mejor madre del mundo como ella ninguna, es y sera muy importante en mi vida igual que todos uds, los amo mucho mi familia
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