Una de las
imágenes que nunca podré olvidar, es la habitación de mi prima entre penumbras
en la madrugada de cualquier días en cualquier agosto, oyendo los carros
transitar a lo lejos por la autopista y los sonidos propios de quien se levanta
temprano a organizar su casa para que antes del trabajo en la calle, todo
quedase en su santo lugar.
Cuatro de la
mañana y el sonido típico de lavandería, el agradable olor a bebé del
detergente usado para ello, y mi mente echando a volar con sueños infinitos. De
pronto, como quien envía un cable a tierra,
ese olor! Una mezcla de arepa recién montada, un exquisito aroma a sofrito y de fondo el café…guao que delicia. Si se pudieran transmitir olores de una mente a otra, ustedes también amarían perdidamente a mi tía Aura.
ese olor! Una mezcla de arepa recién montada, un exquisito aroma a sofrito y de fondo el café…guao que delicia. Si se pudieran transmitir olores de una mente a otra, ustedes también amarían perdidamente a mi tía Aura.
Ella elegante
como una palmera y de risa fresca como la brisa del mar. Siempre activa, uf más
de lo que cualquier ser con mis revoluciones puede soportar. Su jornada
empezaba muy temprano en la mañana, antes de que cualquiera de nosotras fuese
capaz de abandonar el capullo de las cobijas. Sus blancos eran y son
“blancolimpio insuperable” y su jornada de lavado dejaba como resultado familia
consentida en el vestir.
Pero lo más
rico de las mañanas era percibir el aroma que antecedía al desayuno. Un café
con leche superespecial! Que tenía? No lo sé! Tal vez el amor, quizás!
Cremosito ni muy blanco ni muy fuerte, con una espuma espectacular. Y en la
mesa, el colorido de gloria de un riquísimo guiso de chorizo que “le picaba el
ojo” a unas arepas doraditas con quesito blanco rayado traído del mismo
llano.
Delicia total.
Si alguien necesita más para ser feliz, es gula! No sé cómo hacía, pero el
desayuno a la hora y puntualmente bella antes de las ocho para salir a trabajar.
En la tarde
llegaba tan rápido como correcaminos, para después de nosotras tener un día de
juegos especial, llevarnos a pasear por la gran capital.
Gracias a la
cercanía al centro, el transporte público era nuestra nave, los enormes y
queridos autobuses de San Ruperto siempre estarán en mi memoria. Perdonen si no
les doy la ruta, pero aún hoy no soy muy baquiana en la “selva de concreto”.
Imagen tomada de cuandoerachamo.com |
Mientras todos
se quejaban del tráfico, yo amaba ver los grandes edificios y la
multitud de gente variopinta que transitaba las calles en aquella
ciudad hermosa y amigable que no dejaba de despertar mi eterna curiosidad.
Sabana Grande, Chacaito, el trayecto en general, significaban paseos de largo
rato recorriendo tiendas, observando Hare Krishnas, rastafaris y muchas otras
tendencias extrañas que hoy no logro recordar.
Imagen tomada de cuandoerachamo.com |
Niños jugando
con frasquitos de pompas de jabón y ancianos jugando ajedrez en algunos cafés a
lo largo de mi paseo.
-Camina
Rápido! Era la frase común del cuento. Cómo competir con el kilómetro de
piernas de mis primas y mi tía, desde mi metro y medio de estatura?Toda una
proeza!
En honor a esa
Caracas maravillosa, a esa tía incansable cuyo mejor consejo es: “Hay que
montarse en el bus hasta que se pueda!“ en honor a nuestra tierra de mezcla
indígena, africana y europea, comparto con Ustedes este rico guiso de chorizo
para que al despertar aspiren un poco de nuestra internacionalidad!
SOFRITO DE
CHORIZO PARA ACOMPAÑAR CON AREPAS
Ingredientes:
2 Chorizos
tipo español o el chorizo seco de su preferencia.
1 cebolla
grande picada en cuadritos
2 tomates
picados en cuadritos
1 diente de
ajo triturado
1 cucharada de
aceite
Sal y pimienta
al gusto.
Preparación:
En un sartén a
fuego medio se agrega la cucharada de aceite y el ajo triturado para que se
sofrite.
Se agrega la
cebolla y en tanto se revuelve con el ajo, se va agregando el chorizo para que
se aromatice y suelte un poco de su grasa.
Por último se
anexa a los demás ingredientes el tomate en cuadritos y se baja el fuego para
que éste suelte sus jugos y se complemente el guiso. Agregar sal y pimienta al
gusto
Sirve para
acompañar con arepas o pan tostado.
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