Toda horizontes, toda caminos… se
intitula el último capítulo de la novela “Doña Bárbara” de Don Rómulo Gallegos,
gran escritor venezolano. Es una novela que desde temprana edad marcó mi vida
en muchas formas. Por qué? Será porque
desde pequeña transité los correderos de Doña Bárbara y Santos Luzardo, será
porque me identifique con Marisela al poder correr descalza entre las dunas de
arena de la sabana. Será porque pude ver la pintura de ese llano retratada por
Gallegos con mis propios ojos, oler la brisa y la palma, oír las aves cantando,
y arrullarme con el bramar de las vacas.
Cuando llegaba época de Semana
Santa, la salida era para los hatos de la familia y de los amigos, lo cual
constituía toda una aventura para cualquier niño de mi edad; normalmente
después de una noche de fiesta, los mayores decidían salir a continuar el
jolgorio campo adentro y así se hacía.
Urañón, Curujujul, ambos hatos eran
maravillosos para seguir la diversión. En aquel momento, al llegar a San Juan
de Payara, había que pasar el río Arauca en una chalana; las colas de carro que
se hacían en el paso, eran momento propicio para seguir el bochinche. Aún
recuerdo la brisa fría de la madrugada, las risas de los caravaneros, la espera
a que los chalaneros nos dieran paso al otro lado de río y mi apremiante espera
de montarnos en la chalana para ver de cerquita las olas que hacía la balsa;
eso resultaba muy emocionante!
Imagen de
paso en chalana San Juan de Payara Estado Apure
www.panoramio.com
Transitábamos caminos que para mí
se hacían laaaaargos, pero que permitían que apreciara el despuntar del sol, y
gozara un puyero cada vez que el polvo del carro en que iba tapaba
completamente al de atrás. Definitivamente, ricos tiempos de diversión barata e
ingenua.
Al llegar al hato, siempre había
muchos amiguitos, aparte de mis hermanas, con quien jugar: los hijos de los amigos de mis padrinos o los
hijos de los obreros del hato. Con cualquier de los dos, la aventura estaba
garantizada. Siempre se conseguía que uno de los del grupo contara cuentos de
espantos de la sabana, y cada uno durante la noche, se esmeraba en escuchar a
ver cuál espanto se le aparecía. Que locos! Me muero de la risa de imaginarme
la carrera que hubiésemos pegado, si hubiésemos oído un mínimo ruido de los que
se suponía que hacían cuando asustaban en el llano.
Hoy día ese paso maravilloso por
el río Arauca en Chalana, fue sustituido por el Puente Marisela que lleva su
nombre en honor a la hija de Doña Bárbara, desde donde se puede observar la
unión del cielo y la tierra en el llano infinito.
Imagen de
Thalía Paparoni
Recuerdo que entre las comidas
ricas que preparaban para esos días, resaltaban a mi gusto, el pisillo de
chigüire y los buñuelos.
En líneas generales el pisillo es
una carne mechada de hebras pequeñitas, que se saca normalmente de animales de
cacería como el chigüire, el venado, o el babo. También se hace de carne seca
de res. Se acompaña con arroz blanco y frijoles, resultando un plato completo,
nutritivo y apetecible.
Por su parte los buñuelos de yuca,
que no son exclusivos de Venezuela pero forman parte del acervo culinario de
nuestro país, son hechos a base de yuca y se complementa tanto con melao de
papelón como con miel.
A continuación comparto contigo
la receta del Pisillo que presenta el portal http://www.venezuelatuya.com/ por
cuanto no sólo hace la reseña de la preparación, sino que también hace una
pequeña semblanza de lo que significa el plato comentado para el pueblo.
PISILLO
“El pisillo, dice un escritor
venezolano, es quizá la más humilde de las recetas de nuestras tierras. El
pisillo se hace con venado o chigüire, que una vez cazados se sala o se seca al
sol, y luego se fríe en manteca de cochino junto con cebolla y tomate, para
luego machacarse con una piedra ó con un pilón. Se parece mucho a la carne
frita ó paticas de grillo.
Se prepara más que todo en los
llanos, donde abundan los venados y los chigüires, se acompaña con arroz blanco
ó frijoles, con cazabe ó yuca sancochada, con topocho ó plátano verde.
Ingredientes
1 Kg. de carne de chigüire ó venado salada
½ Kg. de tomates
¼ Kg. de cebollas
6 dientes de ajo
½ ají picante
½ pimentón verde
manteca de cochino
Preparación
Primero desale la carne
remojándola durante varias horas en agua. Luego sancoche la carne en agua con
ruedas de cebolla hasta que esté blanda.
Este proceso se omite cuando se hace asado ó en brasas, ya que en vez ablandarse la carne sancochándola, se ablanda machacándola en un pilón ó con una piedra.
Si optó por sancocharlo desmeche en hilachas, luego pique finamente todos los aliños ó lícuelos, agregue sal y manteca, cocine por unos 5 minutos a fuego alto. Aparte sofría la cebolla picadita y añada la carne para dorarla, agregue los aliños preparados, tape y deje reducir un poco.
La receta del portal www.venezuelatuya.com es
verdaderamente sencilla, sin embargo es una receta que no solo puedes hacer con
carne seca, puedes aplicarla a una buena carne mechada y la sofríes un poquito
al final, de manera que te quede sequita “tipo pisillo”.
Un dato de cocinera “nueva era”,
es picar la carne sancochada en trozos pequeños e ir desmenuzando en la licuadora
los mismos. No vas a hacer un batido! solo introduces el pedazo pequeño de
carne en la licuadora, prendes rapidito cosa de que se esmeche la carne y
apagas. Que me perdonen los cocineros estrellas y los chef de la gastronomía
nacional. Pero si tu tiempo es escaso, este es un tip que ayuda.
me estas como animando a sacrle provechito a un yuca que tengo en la nevera jajajaja
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