En la medida que fue pasando el
tiempo de haber llegado a vivir a la calle Ricaurte, mis padres fueron haciendo
amigos y con ellos yo también. Quizás no eran los amigos convencionales de una
niña de mi edad, sino personas amables que gustaban de compartir con niñitas
como yo. Dentro de estos nuevos amigos estaba la querida Doña Petra.
Como ya había ido “agarrando
cancha”, me aventuraba a recorrer un poco más de una cuadra lejos de mi casa,
hasta donde vivía mi nueva mejor amiga, quien se había ganado todo mi amor y
simpatía a punta de su amena conversa, su gracioso loro y unos riquísimos helados
caseros que podían pasar de sana fruta de temporada como el coco y la parchita,
hasta los terribles pero riquísimos helados de Kool aid, que irresponsablemente
comíamos y disfrutábamos muchos niños de
mi generación.
La jarrota del sabor!!! |
Me muero de la risa de imaginar la cara de los médicos y nutricionistas actuales, si supieran hoy día, que en alguna casa estuvieran consumiendo ese producto. Recuerdo también que había algo llamado “mañanita”, que yo anhelaba tomar en otras casas porque mi mamá poco nos daba a mis hermanas y a mí de esas terribles exquisiteces que en otros lados tomaban.
A eso de las cinco de la tarde,
las personas que vivían por mi casa y por las calles cercanas, sacaban sus
sillas de mimbre y se sentaban a conversar entre familia y vecinos, de los
aconteceres del día. Puedo recordar a Doña Teresa con su eterna pañoleta en la cabeza, meciendo su falda para espantarse la plaga, y señoras de otras casas, batiendo sus abanicos para quitarse el calor. Era la hora perfecta para pedirle a mi mamá permiso para
ir a comprar un rico helado.
Casi puedo verme “guindada” de la
reja de entrada de la casa de mi anciana amiga, gritando a todo pulmón: - Doña Petra tiene
helaoooo?. Si, si, así mismo, “helao” como lo dicen los niñitos de pueblo a la
corta edad en la que pueden hablar como les gusta o como les sale. Que rica la
libertad de esa edad y de ese momento histórico de mi país, libre de inseguridad,
abundante en solidaridad, respeto por la vida, por los mayores y en general por
todas las cosas.
HELADO DE
COCO
Ingredientes:
1 litros de
leche
La pulpa de un
coco rallado o en trozos pequeños.
Azúcar al gusto
Esencia de
vainilla al gusto.
Preparación:
Hervir la leche con el coco rallado o en trozos y el azúcar
durante dos o tres minutos. Retirar del fuego y dejar enfriar, agregar unas
gotas de vainilla y procesar en una licuadora hasta que la los trozos sean
diminutos.
Verter en los vasitos plásticos para helados y meter al
refrigerador hasta que se congelen.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario