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domingo, 3 de enero de 2016

A ORILLAS DEL MATIYURE…Pavón horneado

Y después de las fiestas decembrinas siempre venía un carnaval cerquita. En una de esas correrías por los llanos de mi tierra recuerdo mucho un paseo a “La Peñera”, el fundo de la familia de Amantina, parentela de nuestra casa.

Salimos de San Fernando vía Guasimal con la mejor intención de seguir la parranda interrumpida por los días de enero, y cuando llegamos al pueblo había que pasar el río por  una zona que en verano era de poca profundidad, pero no sabíamos exactamente su ubicación.

Rio Matiyure. Guasimal Estado Apure
Estando en pleno dilema apareció de baquiano un señor que llamaban “el mocho” Rosales. Una característica típica del llanero, que algunas veces resulta ser muy dura como decía mi mamá, es asignarles sobrenombres o apodos a las personas por alguna característica física preponderante; en nuestro caso, el señor Rosales tenía un brazo más corto que el otro.


Resulta que mi tío comienza a seguir a Rosales quien a pie delante de la camioneta le iba indicando el camino a seguir, mas los movimientos con sus brazos eran inciertos, y en una de esas, señaló con su bracito corto hacia un barranco que tenía huellas de carro de este lado y del otro lado del río también. No entendida la seña confusa, acto seguido la camioneta bajando un megabarranco como de 5 metros de altura, nadaba en pleno río; dejando claro que las ruedas nunca dejaron de tocar el suelo. Unas gritaban y otras lloraban cuando el agua comenzó a entrar al carro, pero en pocos minutos, cuando por fin salimos al otro lado, la camioneta se pegó! Mi tío metió la “mocha” y logró salir airoso del atasco. Jamás imaginé que recordar ese paseo en particular me iba a causar tanta risa.

Vista del río Matiyure desde Guasimal
Seguimos el camino y encontramos a “Pinocho” uno de los familiares  donde íbamos, quien nos terminó guiando hacia el sitio de destino. Esa noche hubo en el fundo arpa, cuatro y maraca desde que oscureció hasta que despuntó el alba nuevamente. Recuerdo de manera placentera a mi mamá meciendo nuestro chinchorro mientras nos dormíamos con el arpa arrullando mi sueño y mi despertar.

Esa noche algunos aún recuerdan que llovió y que para colmo se mojaron, y como si fuera poco, a mi hermanita Carmen, de tanto comer dulce y chuchería, le dio un patatus donde se murió y volvió a vivir. A mundo carnaval accidentado! 

Después de todo, acordándome de ese tiempo el día de hoy, las risas de quienes me ayudaron a recordar reivindicaron ese viaje, el cual queda cerrado dentro de los viajes no tan buenos pero vividos con intensidad!

En honor a ese río Matiyure a cuyas orillas se encuentra asentado el pueblo de Guasimal, les comparto una receta elaborada con lo que más abunda en la zona de los ríos llaneros,  el pavón. Siempre recuerda que la cocina es recuerdos, es corazón, es amor. Buen provecho y felices recuerdos!

PAVÓN HORNEADO
Receta tomada de: http://cocinayvino.net


Ingredientes:
1 pavón limpio
1 limón
2 cucharadas de jugo de limón
1 cebolla
2 dientes de ajo
2 pimentones
1 cebollín
2 ajíes dulces
½ ají picante
1 taza de vino blanco
Aceite de oliva
Sal
Pimienta

Preparación:
Una vez limpio el pavón, exprima el limón, rocíelo con el jugo y reserve.

Pique la cebolla, los ajíes dulces el picante, los pimentones, los dientes de ajo y la parte blanca del cebollín. Coloque todos estos ingredientes en un sartén con un poco de aceite de oliva caliente y sofría por algunos minutos.

Agregue las cucharadas de jugo de limón, salpimiente al gusto y remueva. Vierta la taza de vino y espere a que se evapore.

Lleve esta preparación a una fuente apta para el horno. Coloque el pavón sobre ella, cubra con papel de aluminio y lleve a horno precalentado a 350° C. cocine hasta que la carne este ligeramente blanda.


Coloque el pescado en una bandeja y córtelo en rebanadas. Lleve los vegetales a la licuadora y mezcle hasta obtener una salsa espesa. Rectifique la sal y la pimienta, y luego cubra las rebanadas de pavón con la salsa.



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