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domingo, 28 de junio de 2015

LOS HELADOS DE DOÑA PETRA...helados de coco


En la medida que fue pasando el tiempo de haber llegado a vivir a la calle Ricaurte, mis padres fueron haciendo amigos y con ellos yo también. Quizás no eran los amigos convencionales de una niña de mi edad, sino personas amables que gustaban de compartir con niñitas como yo. Dentro de estos nuevos amigos estaba la querida Doña Petra.

viernes, 26 de junio de 2015

DEJE QUE LA BURRA COJA EL NADO QUE LOS POLLINOS SE AJILAN…tabletas de leche



Esta parte de la historia, puedo contártela con vagos flashes del recuerdo. La vida nos enseña a afrontar los cambios desde que estamos en el calentito vientre de nuestras madres. Esa es la primera mudanza, desde el calor, el amor y la protección de la barriguita de mamá, hacia lo estridente, explosivo y enigmático del nuevo entorno. 

Para unos es más, para otros es menos, pero para todos, el cambio siempre implica reacción y crisis de alguna manera. Hoy te confieso que a mis 40 primaveras no deja de ser igual. Así que si estás hoy en un proceso de mudanza, donde tú y tus hijos o tu familia estén dejando atrás todo lo que aman, ten paciencia, se amable contigo y con ellos que todo llega a su tiempo. Tal vez mi mamá en son de broma te hubiese dicho: -Deje que la burra coja el nado que los pollinos le ajilan. Ese refrán hacía mención a que hay que esperar que las cosas por si solas tomen el rumbo correcto en el tiempo preciso.





Contaría con 6 años, cuando me vi trasladada de mi escondite perfecto bajo la mesa de los pasteles en la casa de mis abuelos, hacia una silla en el medio del patio en la escuela de otra ciudad, como mi primera medida de protesta porque no quería estar ahí. Dios…si lo sé, desde chiquita comencé con las protestas en contra del sistema.

jueves, 25 de junio de 2015

MANOS DILIGENTES, MANOS CARIÑOSAS, MANOS QUE CONSTRUYEN VIDAS.


CIRCULO DE LECTORES/ OSCAR TODTMANN EDITORES

Cada día en casa de mis abuelos, que para ese entonces también era mi casa, se hacía comida para la venta. Tequeños, empanadas, pasteles, tortas, hallacas, quesillos y cuanta exquisitez proveniente de las manos de mis abuelas salían, contribuían al sustento de la familia. Grandes profesionales salieron, producto de muchas horas frente a la mesa larga de preparación de las comidas para la venta, debajo de la que yo me escondía para pillar un quesito de los tequeños o un pedazo de la rica masa. Comer maluco? Yo no sabía que era eso…definitivamente la comida de mamá siempre será la mejor, pero las de las abuelas…esas no tienen comparación.

miércoles, 10 de junio de 2015

MANGO DE HILACHA CARACHA…Jalea de mango verde y Arroz con leche



Pero es que en Semana Santa no todo era finca y parranda, también había procesión, vigilias, rosarios y demás. Para acompañar las tertulias post servicios religiosos, las señoras de las casas ofrecían dulces y caratos para aquellos que las visitasen.

De esas ricas golosinas, recuerdo, porque aún los disfruto, la jalea de mango hecha por Amantina y el arroz con leche junto con dulce de ciruela que eran mis preferidos. Si me servían tres platos, tres platos y más me podía comer.

lunes, 8 de junio de 2015

TODA HORIZONTES, TODA CAMINOS…Receta de pisillo de chigüire

Toda horizontes, toda caminos… se intitula el último capítulo de la novela “Doña Bárbara” de Don Rómulo Gallegos, gran escritor venezolano. Es una novela que desde temprana edad marcó mi vida en muchas formas. Por qué?  Será porque desde pequeña transité los correderos de Doña Bárbara y Santos Luzardo, será porque me identifique con Marisela al poder correr descalza entre las dunas de arena de la sabana. Será porque pude ver la pintura de ese llano retratada por Gallegos con mis propios ojos, oler la brisa y la palma, oír las aves cantando, y arrullarme con el bramar de las vacas.

sábado, 6 de junio de 2015

LORITO PINTAAO DE AMARILLO VERDE Y COLORAOO…Mermelada de guayaba.





José Lorenzo

Desde que tengo uso de razón, en la casa de mis abuelos maternos en el interior del país, vive un loro hermoso que se llama José Lorenzo. Hoy día, después de analizar la edad del loro, infiero, que tiene dentro de su memoria genética el conocimiento natural de la eterna juventud: las guayabas del patio de la casa.

Si, las guayabas. Ese rico manjar constituye la mayor parte de la alimentación de mi querido animalito, y las saca del gran árbol que aún adorna el centro del patio de la casa familiar, recargando de su aroma y vitaminas a todos los que la visitan.

viernes, 5 de junio de 2015

RESULTA QUE... Orejitas dulces

Resulta que, cuando te hablé de las “orejitas dulces” venezolanas, comencé a buscar para ustedes y para mí, la receta. ¡Pues oh sorpresa!  casi en ningún lado la conseguí. En los recetarios de cocina que son mi herencia, no las vi por ningún lado. Por allaaaaa, en el blog de una Chef evidentemente venezolana de nombre Natalia Lugo, encontré la receta y espero que la puedas saborear.

Recuerda que lo más importante cuando te dispongas a cocinar, no sólo cuenta la pericia con los ingredientes, el amor por lo que vas a hacer y el deseo de disfrutar tú con quien compartes la preparación, van a guiarte desde el espíritu a cocinar sabroso y dejar recuerdos gratos en las memorias gustativas de quienes te acompañan. Si lo que no quieres es arriesgarte a pasar pena, porque así somos, prueba con la receta para ti, y luego, cuando la domines, invitas a aquellos a quienes quieras sorprender.

        
                                     Orejitas Dulces                                     


Desde la primera vez que probé estas orejitas, y te puedo dar garantía que, en tiempo lineal, hacen unas cuantas primaveras, no he olvidado su olor y el exquisito sabor, que me lleva a sentirme tan consentida y tan cuidada, como entonces. Sencillamente divino. Cabe destacar que la receta de las orejitas, la puedes replicar para las arepas dulces y para una variante que no recordaba, que son las rosquitas, muy sabrosas también.

Te cuento antes de pasar a la preparación, que me preocupó profundamente no ver estas recetas disponibles para todo el mundo. Con la partida de tantos venezolanos a tierras extranjeras, es buen momento para hacer algo por resguardar nuestra historia culinaria. Lo que pasemos a nuestros hijos, le permitirá a nuestro acervo mantenerse en el tiempo. Es oportuno dejar registros escritos, porque un día, la memoria nos puede fallar y sólo lo escrito, preservará lo que nos una a nuestras raíces y sabores.

Como este blog siempre tiene las puertas abiertas a las historias, te recuerdo que, si quieres compartir una receta de tus memorias, estás invitado a participar contándola en este espacio. Siempre eres bienvenido.

 OREJITAS DULCES

Receta de la Chef Natalia Lugo


Ingredientes:

 2 3/4 taza de harina de maíz blanca precocida

2 1/2 taza de agua tibia

1 taza de azúcar blanca o mitad blanca y mitad morena

1/2 cucharadita de sal

1 taza de queso blanco rallado salado (en USA se puede usar el queso de 2 colores estilo mexicano o el cotija mexicano)

1 1/2 a 2 cucharadas de semillas de anís dulce.

 

Procedimiento.

En un bol se coloca el agua tibia, la sal, el azúcar y mezclar bien. Agregar poco a poco la harina de maíz mezclando con la otra mano. Luego añadir el queso rallado y las semillas de anís dulce. Debe quedar muy suave la masa, dejar reposar por 3 minutos. Si se van hacer arepas se hace la pelota dependiendo del tamaño que quieras la arepa, se aplasta que quede bien delgada no más de 1 centímetro de espesor. El aceite debe calentarse al máximo y cuando ya está caliente bajarlo a fuego medio alto para que las arepitas no se doren mucho. Se fríen, cuando se doren por debajo se voltean con una espátula, generalmente se doran por debajo y se abomban por arriba. Si vas hacer orejitas el proceso es exactamente igual al de las arepitas solo que en el momento que ya está dorada por ambos lados y recién abombada, con la ayuda de un tenedor que colocamos en el borde lo llevamos hacia el borde contrario dándole la forma de una oreja, presionamos por unos segundos y queda ya formada, dejamos freír un poco más, retiramos del aceite.

Si son las rosquitas hacemos pelotas pequeñas como del tamaño de una pelota de golf y con estas hacemos unas culebritas del espesor de un dedo, doblamos las dos puntas una hacia la otra formando una especie de herradura, pero pegando los extremos 2 a 3 centímetros más abajo de ambas puntas, se fríen hasta que estén doradas. Todas ellas son deliciosas recién hechas, pero si queda alguna por ahí con calentarla es suficiente.